PADRE DE LA REFORMA AGRARIA VENEZOLANA

PADRE DE LA REFORMA AGRARIA VENEZOLANA

EN EL CENTERNARIO DEL NATALICIO DEL DR. VÍCTOR MANUEL GIMÉNEZ LANDÍNEZ PADRE DE LA REFORMA AGRARIA VENEZOLANA El tiempo siempre se encarga de hacer surgir la verdad sobre los hechos y auténticas intenciones de los hombres que actuaron en el pasado, lo cual los hace o no, merecedores de ocupar un sitial de honor en

EN EL CENTERNARIO DEL NATALICIO DEL DR. VÍCTOR MANUEL GIMÉNEZ LANDÍNEZ
PADRE DE LA REFORMA AGRARIA VENEZOLANA
El tiempo siempre se encarga de hacer surgir la verdad sobre los hechos y auténticas intenciones de los hombres que actuaron en el pasado, lo cual los hace o no, merecedores de ocupar un sitial de honor en la historia de los pueblos. Este año 2020 coinciden dos fechas trascendentes para rendirle merecido homenaje a un venezolano ejemplar: Los 60 años de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria y los 100 años del nacimiento de uno de sus propulsores fundamentales: VÍCTOR GIMÉNEZ LANDINEZ


Para quienes nos hemos desempeñado en actividades relacionadas con el agro venezolano, su memoria constituye un referente altamente relevante, puesto que además de poder referirnos con respeto y admiración sobre un Ser excepcional, por sus elevadas virtudes personales y ciudadanas: honestidad a toda prueba, elevada sensibilidad social y humana, humildad y firmeza férrea en la defensa de sus valores y principios, vocación de servicio y perseverancia en la lucha por ver cristalizados sus proyectos y además, un hombre soñador, innovador y visionario de un país próspero con una agricultura moderna, donde confluyeran, con sentido armónico, tanto la agricultura campesina como la agricultura empresarial. ¡Ese fue él!


Esa visión moderna que tuvo para 1960, cuando fue promulgada la Ley de Reforma Agraria, el 5 de marzo, en el campo de Carabobo, por parte del presidente Rómulo Betancourt, siendo él, su ministro de Agricultura y Cría, no se trató de un simple instrumento legal para regular situaciones de la propiedad, posesión y uso de la tierra en el medio rural, sino que se correspondió, con un instrumento legal que pretendía a promover e incorporar efectivamente al hombre del campo, al proceso de desarrollo que se iniciaba en el país, inspirado por elevados principios de justicia social y bien común.


Puede afirmarse que nuestra Ley de Reforma Agraria, formulada por Giménez Landínez y su equipo, en 1960, fue un trabajo original, el cual sirvió de modelo a otros países, adaptado a nuestras propias realidades, por lo cual contó con el consenso y aprobación de todos los factores nacionales.
Por ello, en la Ley de RA, lamentablemente derogada para dar paso a una Ley de Tierras que nos trasladó a una situación inexistente de principios del siglo XX, la Tierra era considerada como un bien de producción y no, como un elemento de poder y dominación social, como sí inspiró a esta última, convirtiéndose en un instrumento de persecución contra medianos y grandes empresarios del campo, arrasando con los avances logrados y sin ofrecer respuestas a pequeños productores y campesinos, ni al sector agrícola nacional, sumergiendo al país en la mayor dependencia alimentaria del exterior, de toda su historia.


La Ley de Reforma Agraria planteaba la necesidad y los mecanismos para erradicar el latifundio, pero a la vez, concebía e impulsaba el desarrollo de verdaderas comunidades rurales, para mejorar la calidad de vida de los venezolanos del campo, estimulando con la asistencia integral, la formación futura de pequeños empresarios rurales, para dar respuestas a lo que hoy denominamos la Soberanía Alimentaria, modernizando la vida en el medio rural.
En el segundo gobierno del Presidente Rafael Caldera, 34 años después de la promulgación y desarrollo del proceso, con sus errores y aciertos, el Dr. Giménez Landínez le planteó al Presidente Caldera, la necesidad de evaluar integralmente los resultados del mismo, con miras a implementar las acciones de carácter legal, técnicas y de otra índole para darle un innovador impulso, superando sus deficiencias y adaptándolo, desde el luego, a las nuevas realidades, concepciones y roles que la sociedad le asigna a la Agricultura de hoy. Fue así como el 2 de marzo de 1994, tres días antes de cumplirse los 34 años de la Ley de RA, según decreto 62, fue designada por el presidente la COMISIÓN PRESIDENCIAL DE EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO DE LA REFORMA AGRARIA, presidida por el Dr. Víctor Giménez Landínez, e integrada por: Edgar Abreu, Raúl Alegrett, Jesús Manuel Ávila, Ramón Vicente Casanova, Adalberto Cubillán, Román Duque Corredor, Felipe Gómez Álvarez, Cruz Hernández Quijada, Armando González, César Guevara, Juan Luis Hernández, Miguel Hernández Ocanto, Rafael Elino Martínez, Adelso Parra, Gustavo Pinto Cohen, Julio Rodríguez, Oscar David Soto, Alfredo Vankesteren, Luis Felipe Carbonell y César Ramos Parra. Este último actuó, además, como Secretario Técnico de la misma.


Dicha Comisión logró integrar a técnicos, agraristas y líderes políticos, campesinos y empresarios vinculados al campo, de todas las corrientes del pensamiento, a objeto de que los análisis, conclusiones y recomendaciones de la misma, soportados en serios estudios técnicos, propendieran a ofrecer respuestas cónsonas y objetivas, con la realidad, necesidades y exigencias del país. Lamentablemente, el gobierno entraba en su parte final y las propuestas formuladas no encontraron viabilidad en el clima de agitación política que se fue profundizando en el País y el nuevo gobierno se caracterizó por desacreditar todos los esfuerzos de los gobiernos precedentes, sin darle continuidad a ningunos de los planes anteriores y como ya se señalara, con una visión distinta y anacrónica de los problemas estructurales del campo, derogó la Ley de Reforma Agraria para promulgar la Ley de Tierras, cuyos resultados están a la vista, luego de 20 años de su vigencia.
El Dr. Víctor Manuel Giménez Landínez, dejó un importante legado aún vigente, no sólo conceptual para impulsar el Desarrollo Rural, sino el de una vida absolutamente ejemplar, la cual le mereció la admiración, respeto y afecto de la gente de su generación, por su conducta transparente, civilista, humanista, plural, democrática, patriótica y de todos aquellos, entre quienes me encuentro, de haber tenido el honor de conocerle y trabajar bajo su orientación. ¡Que el Señor le haya premiado con la eterna felicidad! LUZ…. para todos CÉSAR RAMOS PARRA Profesor Universitario
PROYECTO UNISERLUZ FUENTE para econoticiasfai.org Periodista Amenthotep Planas

Alfredo Borges
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