Olga nos presenta CONECTADOS

Olga nos presenta CONECTADOS

El libro que te encantara leer Conectados un volumen de 400 paginas, Olga Jiménez Suárez nos invita a leer la introducción, no te pierdas mañana el primer tema sobre la salud , y otros temas de mucha importancia Olga Jiménez Suárez es Ingeniera Forestal, desde niña estudió el comportamiento de animales y plantas atraída por

El libro que te encantara leer Conectados un volumen de 400 paginas, Olga Jiménez Suárez nos invita a leer la introducción, no te pierdas mañana el primer tema sobre la salud , y otros temas de mucha importancia

Olga Jiménez Suárez es Ingeniera Forestal, desde niña estudió el comportamiento de animales y plantas atraída por la belleza de la naturaleza y actualmente es productora de aceite de oliva virgen extra ecológico. Trabaja con marca propia con un producto posicionado entre los aceites más saludables del mundo por sus cifras en polifenoles (antioxidantes naturales).

En busca de la salud perfecta lleva veinticinco años practicando y enseñando yoga, lo cual le ha permitido profundizar en la apasionante naturaleza humana. Dirige su propia escuela de yoga donde abarca desde el trabajo con niños a partir de cinco años hasta la enseñanza a personas mayores con más de ochenta. Adaptando la práctica de forma individualizada.

Esta extraña combinación de intereses le lleva hoy a escribir Conectados. Se trata de una exposición de este aprendizaje, donde mediante su experiencia personal, hará un recorrido hacia la salud en su sentido completo y a través de ella hacia la mejora de la vida en nuestro planeta, la mejora de nuestras relaciones humanas y ambientales.

2. INTRODUCCIÓN

CONECTADOS, así estamos entre nosotros y también con nuestro planeta. Este libro quiere que despiertes tu sensibilidad para que seas capaz de percibir estas conexiones invisibles que lo unen todo. Despierta y descubre el maravilloso universo que llevamos dentro y el apasionante mundo que nos rodea.

Mi primera intención fue publicarlo de forma anónima bajo el pseudónimo “la rata”. Hay muchos tipos de ratas y la rata de campo dista mucho de nuestras ratas de ciudad, yo soy rata de campo, también podría ser rata de laboratorio por mi afán de experimentación. El apodo me lo puso, siendo muy niña, mi hermano pequeño. Tenía un don especial para asociar animales a personas y nos reíamos mucho con él en las comidas de familia. Decía que mi fuerza y mi resistencia eran como las de una rata y que si hubiera una guerra yo sería la única superviviente. Yo era una niña muy llorona, pero tozuda y no me rendía nunca. Descubriréis en esta páginas como algo de superviviente llevo en la sangre.

No quería que me pusieras cara y que te despistaras de lo que considero verdaderamente importante, el mensaje. Cada uno de nosotros somos seres únicos y guardamos sorpresas, vidas fascinantes, camufladas bajo nuestros abrigos paseando por la calle. Siempre he pensado que conocer gente nueva es como viajar, nunca sabes lo que te vas a encontrar, se abre un mundo de descubrimientos, espero que mi vida te sirva para enriquecerte un poco y te ayude a vivir mejor. Pero me parece que hay que ser valiente, siempre he dicho lo que pienso y si bien es cierto que me he ganado enemigos, me hace sentir libre. Pienso que la defensa de la verdad es un principio sagrado. No importa de quién vengan las aparentes verdades que quieras desmontar, ya sea de gobiernos poderosos, de multinacionales o de presidentes. La verdad no sabe de fronteras, ni de fama, ni de poder. La defensa de los más débiles, de aquellos que no tienen voz se merece una lucha. Personas en todo el mundo mueren por estas causas, defendiendo,

La mayoría de las veces, sus derechos de forma pacífica. Cada vez somos más los que alzamos la voz contra un mundo que destruye para adquirir poder económico. Cada vez somos más los que buscamos otros parámetros para sustentarnos, el amor, la cordialidad, la sensibilidad, la empatía, la compasión. Estas fuerzas son mucho más poderosas que todos los gobiernos y las multinacionales del mundo y el ser humano está despertando de una largo letargo.

Tengo intención de poner en cuestión el actual sistema de producción de alimentos a gran escala en los países civilizados, nuestra aparente seguridad ante él, la actuación de los medios de comunicación y los gobiernos frente a este tema, su sostenibilidad y su repercusión medioambiental y no me voy a esconder. Me preocupa tu salud y la de nuestros hijos y no me importa ganarme más enemigos que amigos en el camino. Me preocupan los

insectos, los anfibios, los pájaros y los animales marinos, ellos no tienen hoy ninguna voz. Considero que vivo en un país libre para opinar y voy a ejercer mi derecho.

El dinero que reciba como autora por su venta, que espero llegue a ser mucho, será donado a distintas ONG. Como mi lema es primero los indígenas y luego la selva, se donará en ayuda a los pueblos indígenas. Survival, se define como un “movimiento” global y defiende a los pueblos más vulnerables del planeta, de los que aún tenemos muchísimo por aprender, de ellos y su problemática también te hablaré en el libro. Conozco su trabajo desde que era niña y seguía ya entonces sus campañas. Se fundó un año antes de que yo naciera. No descarto si fueran ingresos mayores poder ampliar las donaciones también a Greenpeace, WWF u otras ONG de ayuda a la naturaleza que tanto admiro. Este libro no está escrito con ánimo de lucro por ello veo consecuente este destino. Amo la naturaleza y a sus animales pero hablo de salvarnos como seres humanos y lo hago en este orden,

primero nosotros y luego la tierra. Desde niña he vivido esta pasión y me encerraba en mi cuarto a llorar tardes enteras con las revistas de Greenpeace y los informes de Survival, rodeada de libros del Amazonas. A lo largo del libro te desvelaré mi propuesta, el camino para salvarlos a ambos, primero los indígenas y luego la selva, para salvarnos a nosotros con ellos. Ellos han sabido cuidarla durante siglos y conseguir una armonía perfecta con su entorno. Ellos son ahora la brújula que necesitamos en nuestra tormenta, son nuestros Maestros.

Siempre tuve la intención de escribir pero nunca pensé que el motor para arrancar fuera mi hija. Ver su pureza, su brillantez, su infancia saludable y llena de vitalidad me ha llevado a querer contagiar a más personas de lo que percibo como una forma de existencia superior. Pensé que lo escribiría ya retirada en el campo tras mi jubilación, pero en la vida casi nunca salen las cosas como las has planeado y aquí estoy sintiéndome como si fuera un geiser que expulsa el agua cuando menos se espera, mostrando todo lo que está en mi mente y en mi corazón con una mezcla entre emoción y prisa, con urgencia por contarte todo lo que fluye en mi interior sabedora que la tierra también tiene prisa y espera nuestra ayuda, su conexión nos despierta.

No soy escritora profesional, por otro lado no sé si realmente ese término existe, pero en cierta medida creo que sí me puedo considerar trabajada en este campo. Recuerdo de niña, tendría siete u ocho años, como escribía sobre la naturaleza, siempre me ha apasionado. No olvidaré nunca cuando uno de mis hermanos encontró parte de mis textos y se lo pasó al resto. Eran cuatro monstruitos en aquella época, recuerdo perfectamente qué había escrito pues se pasaron varios meses recitándomelo de forma burlona “El campo siempre está contento porque nunca está solo, con sus ágiles ardillas y sus pajarillos”. Yo seguí escribiendo, con más precauciones y escondiendo bien las hojas, mi diario tenía un candado. Utilizaba la escritura para sacar mis emociones turbulentas, expresar mis sentimientos, siempre he sido muy sensible.

De joven los textos trataban sobre mis viajes, describía los paisajes y mis sensaciones, mi vivencia interior. Con los años llegó el yoga y seguí escribiendo sobre este fascinante arte. Tengo un blog en internet donde vuelco numerosos artículos con mis reflexiones, además he forjado una amistad con Pepa Castro, la directora de Yogaenred, la revista de difusión de yoga más conocida en España y también publica regularmente mis artículos. Así que creo que por tiempo si se puede afirmar que soy escritora.

La dedicatoria de este libro hace referencia a tres personas B.K.S. Iyengar y su hijo Prashant Iyengar y a mi hija, los tres con la denominación Gurú. Gurú es aquel que es capaz de llevarte de la oscuridad a la luz, a lo largo de estas páginas te describiré cómo cada una de estas personas en etapas diferentes de mi vida me sacaron de la oscuridad en la que estaba viviendo y me mostraron una luz nueva.

Procedo de una familia muy numerosa, una familia salvaje en el más estricto sentido de la palabra, donde sobrevivir dependía de lo divino, donde no existían las sillitas para niños en los coches y las madres viajaban delante con el último bebé en brazos, donde al no tener manos suficientes para los malabares se pedía ayuda al cielo para que todo saliera bien, una familia donde jamás he podido tener una conversación en las comidas de los domingos, no he podido exponer mis argumentos sobre los temas. Así pues este libro se lo dedico también a mi familia, una gran parte del recorrido lo hicimos juntos, ahora me vais a escuchar, sin interrupciones, ni peleas.

He tenido la gran fortuna de poder criar a mi hija disponiendo de mucho tiempo y con bastante energía, así hemos pasado tardes y noches  charlando, hablando de la vida, de la dieta, de mi juventud, del tabaco, de las drogas. Ella siempre se queja de no encontrar argumentos cuando en el colegio le preguntan por qué es vegetariana y un día me dijo: mamá tu realmente convences, tus argumentos son magníficos, debes dar charlas, tienes que contarlo.

Cuando era muy pequeña llegó a casa disgustada después del colegio y me preguntó ¿mamá por qué he tenido que nacer alérgica a la carne? Fue entonces cuando empecé a explicarle que no sufría ninguna alergia, que los padres deciden lo que consideran mejor para ellos y que nosotros éramos los dos vegetarianos, por eso en casa no había carne ni pescado, que ella siempre sería libre fuera de casa, en fiestas o con amigos de comer lo que quisiera, que no era una imposición. Lo que no supe hasta mucho tiempo después cuando conocí otros casos como el mío es que mi huella en su alimentación iba mucho más lejos que mis palabras y argumentos. Mi huella se marcó en el embarazo. Este hecho pude contrastarlo muy pronto cuando me llamaron de la guardería las monjitas preocupadas porque la niña había vomitado la comida. Les había pedido que respetaran nuestro criterio y que no le dieran carne ni pescado, no pusieron objeción a ello, pero por un lapsus debieron pensar que las salchichas no eran carne y tal cual entraron, con tan solo dos años, salieron vomitadas.

Unos años después le ocurriría de nuevo en una fiesta, esta vez en una hamburguesería a la que fue invitada para celebrar un cumpleaños, en casa comprábamos en ocasiones hamburguesas vegetales y la niña en el mostrador pidió una, el dependiente debió pensar que era una broma y le añadió extra de lechuga. Después de aquello la niña que ya tendría cerca de seis años, pasó varios días en cama con vomitona y algo de fiebre. Con la inocencia propia de esa edad me preguntó. ¿Mamá cómo puede la gente vivir así? Fue entonces cuando le explique que el ser humano se hace a unos hábitos, el cuerpo adquiere tolerancia a determinados alimentos y no le producen rechazo.

Ver que es posible con nuestros pequeños cambios alterar nuestra forma de vida y crear vidas saludables y llenas de vitalidad me impulsa a compartir con vosotros mi experiencia.

El ser humano en la sociedad actual de los países “civilizados” nace ya con unos patrones marcados que deben ser cuestionados dada la trayectoria que está tomando nuestra evolución como especie y en relación a nuestro planeta.

Estos patrones troquelan de forma “casi” irreversible nuestras pautas de alimentación sin que el cerebro tenga circuitos para plantearse otras opciones. Así es como es. Desde mi experiencia, ya son 26 años como vegetariana, debo decir que este cuestionamiento en la dieta es un paso fundamental para mejorar nuestra vida como seres humanos y para cuidar nuestro entorno.

Todos debemos tener fuentes de inspiración y debo confesar que tengo también una, mi marido, es un hombre de acción y pocas palabras, con una determinación clara. Él me acompaña en casi todas las facetas de mi vida, es también vegetariano, es el productor ecológico y comparte conmigo la faceta de profesores de yoga. Hace poco hablando sobre la alimentación y el yoga me decía, también es un soñador, tenemos que crear un movimiento, la gente tiene que cambiar, que mejorar. Creo que además de mi hija, que ha sido el detonante, mi marido siempre estará detrás de este libro. Hay una frase conocida Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, yo me considero una mujer grande, no en el término que podemos imaginar de poseedora de poder o dinero, grande en espíritu e ilusiones, grande en ambiciones soñadoras como esas de salvar el planeta, crear un mundo mejor y detrás de esta grandeza sé que está la de mi marido. Mi hija ha añadido una pequeña corrección al texto, voy compartiendo con ella partes del contenido y me ha matizado detrás de una gran mujer hay un hombre pequeñito. Así es, mi marido es un hombre pequeño, aquí se rompieron también mis patrones, yo siempre había buscado un chico alto, fui una mujer muy enamoradiza y con mi 1:70 me imaginé junto a un chicarrón de buen porte.

Estuve con chicos altísimos, pero resultó que me enamoré finalmente del pequeño. La sangre de esta familia es bastante especial, mi suegro fue el Doctor Eugenio Gallego, medía 1:50 y como fue muy respetado en su campo como cirujano, más conocido como ocurre siempre fuera de nuestros país, le realizaron varias entrevistas, en una ocasión le preguntaron si no sentía

complejo, el afirmó; si, tengo mucho complejo, pero de superioridad, un carácter extraordinario. Pero como sabrás ya, los cuentos de hadas no existen y estos días cuando ve que lo del libro va en serio y que estoy bastante absorbida se ha vuelto algo protestón.

En muchas ocasiones cuando se nos habla de dietas veganas, vegetarianas, se empieza diciendo algo así como no pretendemos cambiar vuestra alimentación. Bien pues yo te diré que si quiero, el propósito de escribir este libro es una visión idealista: Mejoremos como seres humanos y mejoraremos nuestro planeta, tratemos de evitar el máximo posible de sufrimiento sobre esta tierra. Quiero hacer que te atrevas a experimentar una vida nueva, nuevas sensaciones y te diré también nuevas formas de amar.

Hablaré, antes de adentrarme en mi tortuoso viaje, un poco sobre el amor, tantas veces utilizada la palabra y tan desconocido. Tenemos al amor como si fuera un parámetro que existe en nosotros de forma invariable y debo decir que es absolutamente erróneo, el amor podemos hacerlo crecer y podemos llegar a apagarlo. Si lo cuidamos crecerá como un árbol sano y dará sus frutos. Si nos confiamos y descuidamos nuestro cuerpo, nuestros alimentos, nuestros hábitos, nuestro descanso, nos vamos apagando, nos vamos desinflando y la vida pasa a nuestro lado gris y oscura y podemos llegar a no sentir amor. Se crean profundas crisis de pareja y nuestro entusiasmo en muchos campos, amigos, familia, que un día pudo ser vibrante, se va haciendo mortecino. Creo que es en este campo donde la dieta juega un papel crucial. Mi idea con este libro es expresar mi experiencia de la forma más directa y franca posible por ello puede herir algunos sentimientos. Pero mi propósito es que te surjan dudas y que te cuestiones tus verdades. Este libro va dirigido a los escépticos, a los buscadores, a los luchadores, a los científicos, a los médicos, a los profesores, a los trabajadores, a los padres y madres de familia, a los agricultores, a los deportistas, a los sedentarios, a los escaladores, a nuestros jóvenes, a los políticos, a los empresarios, a los gobernantes y por supuesto, no lo puse junto pues era larguísimo, también lo

dirijo a las maravillosas mujeres de todos estos campos. Está escrito para todos los seres humanos que vagamos por este desconocido y apasionante planeta, ojalá abramos un poco más el corazón para embellecer nuestro entorno y en el caso de las personas influyentes para que tomen decisiones más justas que ayuden a los pueblos y a nuestra malherida madre tierra. En el caso de nuestros necesarios agricultores para que se preocupen por mejorar la calidad de nuestros alimentos. A los  jóvenes para que encuentren que la vida merece la pena ser vivida con plenitud y saquen fuerza para luchar por ella. A los empresarios para que sean más razonables con las horas de trabajo y entiendan que sin vida familiar nunca habrá una vida laboral productiva y sean capaces de ver más allá de los números.

Este no es un libro de ciencia pero encontrarás datos científicos y aportaré las fuentes de las que he obtenido gran parte de mi información. Estoy segura de que mucho de lo que diga pude ser rebatido con informes

científicos que digan lo contrario. Voy a hablar de prácticas que realizan grandes empresas y que apoyan los gobiernos, por ello no es de extrañar que puedan estar amparadas por estudios científicos. Apelo al sentido común en busca de la sencillez en nuestras vidas.

Si daré algunos nombres concretos casos que merecen especial mención por sus malas prácticas o por su gran esfuerzo en mejorar productos y calidad. La publicidad en nuestros días siempre se realiza a cambio de dinero y a mi me parece aburridísimo. Yo publicito aquello que admiro o que me despierta respeto por su apoyo a la naturaleza. Los pequeños productores deberíamos fomentar este tipo de ayuda entre nosotros como forma de poder frente a las grandes empresas.

En los tiempos que nos ha tocado vivir, siento decir que estoy bastante enfadada con algunos de los nuevos científicos, no estoy enfadada con la ciencia en ella misma, la ciencia me apasiona, mi protesta es contra algunos de sus representantes actuales. Tuve, como ya sabéis, un suegro cirujano, un hombre eminente, profundamente espiritual, no tenía ningún reparo en confesar como rezaba en sus momentos difíciles Para él no existía ningún tipo de conflicto entre la ciencia que dominaba a la perfección y la espiritualidad. Estos científicos del pasado, humildes, conocedores de sus limitaciones y de que el mundo alberga mucho más de lo que nuestra mente puede abarcar, merecen todo mi respeto. Actualmente vivimos una especie de periodo de Inquisición, si tus términos no están en la caja de la ciencia serás perseguido y tachado de pseudocientífico, palabreja despreciable de un nuevo vocabulario. La caja de la ciencia, siento decirles, siempre será una caja, por mucho que los nuevos descubrimientos la vayan agrandando y les voy a decir por qué, porque trabajan la mayoría de ustedes desde una caja, nuestro cerebro es una fascinante caja, que a ustedes les tiene maravillados, pero se han quedado ahí perdidos entre sus circuitos, entre sus conexiones y se han dejado engañar. A pesar de todo me ha alegrado mucho en mis investigaciones en este campo encontrar hoy científicos amantes del arte, que trabajan con la música, así que diré que este campo tiene esperanza.

La mente no lo puede todo, no llega con su intelecto a todas partes, al igual que sabemos que un ordenador es potente, llegará a los cinco continentes en su búsqueda de información, pero no vibrará y se estremecerá nunca ante la belleza de una puesta de sol.

La ciencia es una herramienta al servicio del hombre y desde mi perspectiva, bien utilizada, debe servir para aliarnos con nuestra tierra, para reparar la brutalidad cometida en ella, debe servir con humildad a las personas enfermas, a los animales, a los océanos y a los bosques. Debemos investigar para lograr armonía entre nosotros y conseguir una convivencia correcta. Mientras la ciencia esté al servicio de los intereses económicos estamos perdidos o como diría Albert Einstein: La ciencia sin religión es coja, la religión sin ciencia es ciega.

Alfredo Borges
ADMINISTRATOR
PROFILE

Carrusel de mensajes

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Últimas Publicaciones

Los mejores Autores

Más comentados

Videos destacados