Olga presenta Conectados capitulo 2

Argumentos a favor y en contra de la dieta omnívora El tiempo me ha enseñado a ver pero no a aceptar la realidad de lo que estamos haciendo hoy en día a los animales. Los perros tienen derechos y se te puede multar por maltrato animal, y también los gatos. ¿Pero qué ocurre con los

Argumentos a favor y en contra de la dieta omnívora

El tiempo me ha enseñado a ver pero no a aceptar la realidad de lo que estamos haciendo hoy en día a los animales. Los perros tienen derechos y se te puede multar por maltrato animal, y también los gatos. ¿Pero qué ocurre con los cerdos, las vacas, las gallinas, los cabritillos o los peces? ¿No tienen ningún derecho y pueden ser asesinados de la forma más cruel? No sólo eso, sino que la población paga para que se haga. Ahora parece que se reconoce a los animales como “seres sufrientes”, ¡madre mía!, no se ha sabido siempre, prueba a pisarle la cola a un gato y verás si es un ser sufriente. ¿Has oído como grita un cerdo cuando se le mata, o cómo llora una langosta cuando la cuecen viva? Eso te dará su grado de sufrimiento porque su llanto, si eres sensible, te llegará hasta el corazón.

¿Sabes cuántos cerdos hay en Cataluña? Se calcula que ocho por habitante. Probablemente te preguntarás cómo puede haber tanto cerdo, no podemos estar comiendo tanto. Pues bien, tienes razón, no comemos esa cantidad, pero sí lo hacen en China, nuestro principal mercado de exportación. El gigante asiático literalmente se está comiendo este planeta. Entre los vídeos que se cuelgan en Facebook, sigo a varios grupos de vegetarianismo y veganismo, a veces veo imágenes atroces de mataderos, pero hay una en especial que no puedo quitarme de la cabeza: no es un matadero, es algo para mí más escalofriante, no me atrevo a mencionar el país, pues no estoy segura, pero sí diré que era una región asiática. Salía una mujer sonriente frente a una sopa de rana, las ancas estaban por un lado y la rana viva estaba bañada en el líquido de la sopa, los ojos de la rana estaban tremendamente abiertos y aquella chica estaba feliz y sonriente. ¿Hasta dónde va a llegar nuestro nivel de insensibilidad? Sabes que se han conseguido fabricar bolsitas herméticas con agua donde se introducen animalitos acuáticos, se les regalan a los niños y ellos los mantienen en su casa hasta que se mueren. Pero dónde está nuestro corazón, ¿en qué lugar remoto se está escondiendo?

Día a día aumentan los vídeos de animales, quizás muchos manipulados, pero ciertamente hay otros absolutamente reales donde los animales muestran un grado de empatía entre ellos y con otras especies del que tenemos mucho que aprender. Cuando me gustan especialmente los comparto con mi hija. Un día vimos a una pequeña, apenas sabía hablar, enfrentándose a un plato de pulpo: —Mamá, pero si está muerto yo quiero que esté vivo —la niña hacía pucheros y argumentó de forma increíble por qué no quería comer animales, ella quería que estuvieran vivos, fue una escena entrañable. ¿Qué pasa cuando a los niños se les pone frente a la realidad de lo que comen? Se preguntó a dos pequeños, tendrían unos seis años de edad, cuál era su comida favorita, les encantaba el sándwich de pollo, les pusieron entonces todos los ingredientes sobre una mesa, el pan, el acompañamiento del pollo y el pollo vivo y les ofrecieron un gran cuchillo para que lo mataran y se pudieran preparar su sándwich. El niño se puso a llorar desconsolado y la niña se bloqueó totalmente, y por mucho que le preguntaban no era capaz de articular palabra. Te imaginarás que ninguno de los dos merendó esa tarde su sándwich favorito.

Le comentaba a mi hija sobre el vídeo de la mujer que se estaba deleitando frente a una sopa de ancas de rana, con la rana viva dentro, ese vídeo no se lo he puesto y después de unir este caso con el ejemplo de la pequeña llorando frente al pulpo me dijo con los ojos muy abiertos y con gran esperanza: —Mamá, entonces ¿nacemos con sentimientos? —Sí hija, claro que nacemos con sentimientos, nos vamos habituando al dolor, nos acostumbramos y nos vamos insensibilizando. Estoy convencida de que el proceso puede ser reversible. Podemos alimentarlo en nuestros hijos para que no lo pierdan y podemos recuperarlo de adultos.

Es cierto que no siempre ocurre en un grado muy alto, especialmente con los niños, me he criado con cuatro chicos y siempre he mantenido la teoría de que somos muy diferentes, que la igualdad de la que siempre se habla es que ellos deben adquirir nuestras virtudes y hacerse más sensibles. Mis hermanos eran de esa especie, para mí extraña, donde decidían que todo bicho que pillaban había que disecarlo. Yo no podía soportarlo, llegaban a meter a los lagartos pinzas largas por la boca y los vaciaban por el ano.

También en Navidad se mataba al pavo, que habíamos criado en casa, y después de emborracharle decidían que la mejor forma de terminar con él era de un hachazo. La manguera de sangre que salía por su cuello acababa regándolos a todos, te podrás imaginar que yo no estaba allí para verlo. Un verano mientras pasaba unos días hospitalizada por una operación de apendicitis y mi madre se quedó conmigo, los chicos decidieron que se podía vivir de pájaros fritos. Los cazaban con la escopeta de perdigones en el jardín de una gran comunidad de vecinos junto a la playa, luego los cocinaban en la sartén. Su sed de matanza no fue a más y no se convirtieron en cazadores en Alaska o en África como les ocurriría a algunos de mis amigos, con trofeos inmensos en sus casas y pabellones de caza para lucirlos.

Crecí rodeada de animales, con los años lo he pensado y no debía ser muy normal. Llegamos a ser siete hermanos y además nuestra abuela vivía con nosotros. Tuvimos patos, pavos, gallinas, jaulas de canarios en la cocina que iban desde el suelo hasta el techo, pollitos del Rastro, esos que te vendían pintados de colores, perros, gatos, hámsteres, camaleones, tortugas de agua, de tierra y hasta un loro que se aprendió mi nombre. A toda esta jungla hay que añadir los animales secretos de mi hermano, criaba de todo y cogía cuanto encontraba por el campo. Jamás nos atrevimos a entrar en su cuarto, tenía tarros de cristal con serpientes, arañas, grillos, lagartijas, nunca supe si estaban vivos o muertos, creo que estaban de ambas formas, yo vivía aterrada por entonces pensando que alguno se fugara por la casa y diera una desagradable sorpresa. Es cierto que no estuvieron todos al mismo tiempo, pero reunimos grandes grupos. Durante muchos años este zoo se formó en Madrid, era un quinto piso muy amplio, se trataba de dos casas unidas con una larga terraza, de donde en una ocasión se cayó la gata y quedó paralítica. Como solíamos tener a los animales por parejas, el macho llamado Guille se desvivió durante días para limpiarla y cuidarla, finalmente la sacrificamos.

Criaba a las mamás de los canarios, muy atenta cuando tenían a sus pollitos y amamantaba con biberones a los cachorritos de pastor alemán cuando la camada era muy grande. Nunca entendí a los hámsteres en el proceso de cría y varias veces contemplé atónita cómo se comían a sus propias crías (parece ser que lo desencadena el estrés, que no son capaces de gestionar).

Para cuidar a los animales siempre disponía de tiempo. Guille fue mi gato. Dicen de estos animales que sólo reconocen a un dueño, ese fue el caso del mío. Cuando nos íbamos de vacaciones a la playa durante tres meses desaparecía del chalet donde nos mudamos posteriormente. La pareja de familiares que nos cuidaba la casa en verano nos llamaba preocupada: —Le ponemos comida al gato y no vuelve, se ha perdido—. Yo siempre estaba tranquila, cuando volvíamos salía al campo a buscarle y aparecía dando saltos entre la maleza, siempre dormíamos juntos. Estoy segura de que ese contacto con los animales también influyó posteriormente en mi dieta. Pero no siempre tuve el grado de sensibilidad que tengo hoy y pienso, como te decía sobre el amor, es un aspecto que podemos mejorar o llegar a anular.

Durante mi carrera llegué a hacer un “bichario”. Recogíamos insectos por el campo y los metíamos en nuestros botes de formol, cuando morían los pinchábamos con agujas entomológicas en un corcho y los clasificábamos. Todos los alumnos lo hacían, era normal y para mí también lo fue, sólo hubo una compañera de la escuela que presentó objeción de conciencia y le dejaron hacer un trabajo alternativo sin bichos muertos. Yo en aquella época no la entendí mucho, ahora sería incapaz de repetir el trabajo. Hace años que la escuela lo suprimió. Sólo pasé un mal momento cuando mi mantis religiosa que yo daba por muerta, se movió mientras la pinchaba con la aguja, me retorcí bastante, pero ya era de los últimos para la colección. Años antes en el colegio ya diseccionamos una rana para ver su corazón y no sólo no me espantó sino que me pareció apasionante. Esto ahora también se ha prohibido en los colegios y me parece una buena idea.

Mi hija nació muy sensible al maltrato animal, mucho más que yo y muy conectada con los insectos, mariposas, escarabajos y anfibios, estoy segura de que ella no sería capaz de pincharlos con una aguja. Hemos tenido la fortuna de pasar mucho tiempo en el campo y siempre he intentado tener animales silvestres en mis manos, pero me huyen, en cambio a ella desde pequeñita se le quedan en las manos e incluso en la cara. A ella le encanta y dice: —Ésta es mi mascota de hoy—. Jamás intentó atraparlos o retenerlos, pero no se iban. Saltamontes, mariposas, ranas, todos acudían a ella. Creemos que la sensibilidad es un signo de debilidad, tenemos que ser fuertes, tenemos que tener niños fuertes, pero la sensibilidad y la fuerza no son términos opuestos y podemos ser muy sensibles y muy fuertes, pero pienso que hay que hacer más trabajo para conseguirlo.

No voy a incluir en este debate a las culturas que cazan o pescan para su propia supervivencia, a ellos me referiré más adelante y merecen todo mi respeto.

Los argumentos menos trabajados para defender esta forma de comer dicen que es porque está muy rico, o que siempre se ha comido así, que hay que comer de todo, éste es el argumento también más empleado por los médicos. Siento una tristeza inmensa mientras nuestro planeta se consume cuando utilizamos estos parámetros para escudarnos en no cambiar nuestros hábitos. No nos paramos seriamente a pensar qué está en juego por nuestra ignorancia o nuestra glotonería. Algunos radicales te dicen que también matas a las verduras. El ser humano necesita alimentos, no hemos encontrado aún otra forma de subsistencia, debemos procurar para ello que el impacto y el sufrimiento que causamos sea el menor posible. Sabiendo que los vegetales y los frutos nos ayudan a vivir debemos agradecérselo en cada comida.

También se emplea el argumento del tamaño de nuestro intestino. Este lo voy a debatir, pues algo de razón hay en él.

Cuando nos interesa, el ser humano es la criatura más inteligente sobre este planeta, esa parte nos encanta. Personalmente te digo que esta afirmación también la pongo en duda. Pero cuando hablamos de comer, entonces somos animales como los demás, somos osos porque la longitud de nuestros intestinos es similar y entonces somos omnívoros como ellos, ahí somos iguales. ¿Pero no habíamos dicho que éramos superiores? Si somos superiores deberíamos demostrarlo y sabiendo que según nuestro diseño intestinal podemos comer de todo, tomar la decisión libre y consciente de no hacerlo, por una cuestión de sensibilidad hacia el sufrimiento animal, por una cuestión religiosa, por una cuestión de responsabilidad con mi planeta, por una cuestión de querer ingerir menos tóxicos y mejorar mi salud, por querer aumentar mi rendimiento deportivo. Argumentos a favor hay muchísimos, todos ampliamente demostrados, que llevan hoy a millones de personas en todo el mundo a seguir esta dieta. Por si no has visto datos te diré que el hombre más fuerte del mundo, levantador de pesas, Patrik Baboumian es vegano, tiene en su poder tres copas del mundo. Entre los muchos casos que hay de vegetarianos/veganos deportistas a mí me gusta el de la corredora Fiona Oakes, que es vegana y campeona de maratón en el Polo Norte.

Quizás el detalle del número, el saber que ya somos millones de vegetarianos sobre la tierra también se te haga extraño. Aquí en España somos aún pocos, también crecemos y hoy parece que la cifra entre veganos/vegetarianos y flexivegetarianos se acerca a los 4 millones de personas. A nivel mundial hay una gran población vegetariana, no sé si hoy las cifras a nivel global se han podido reducir, pues en India la población está cambiando estos hábitos con una rapidez alarmante en busca de la modernización.

Aportaré datos sobre las consecuencias que está provocando el consumo de carne, a nivel mundial:

Los crecientes problemas ambientales están haciendo que cada vez se investiguen más nuestras acciones y sus repercusiones. Nuestra forma de alimentación está siendo estudiada en referencia a las repercusiones ambientales. Los últimos datos han sido publicados por el periódico The Guardian el 31 mayo 2018, aquí exponen el último informe de la revista Science con fecha 1 de junio de 2018. Se calcula que si la población pasara a una dieta vegana se reduciría la superficie destinada a tierras agrícolas en un 75%, el equivalente a la superficie de China, EE.UU., Europa y Australia, juntos. Josep Poore, de la Universidad de Oxford, es el director de esta investigación. Hacía la siguiente declaración:

Una dieta vegana es probablemente la forma más grande de reducir su impacto en el planeta Tierra, no solo por los gases de efecto invernadero, sino por la acidificación global, la eutrofización, el uso de la tierra y el uso del agua.

Estamos talando cada año 15.000 millones de árboles. Esto ha supuesto la desaparición de 600 millones de hectáreas. Para hacernos una idea, 12 veces la superficie de España, el equivalente aproximado a la superficie completa de Europa. Ya se sabe que hoy hemos perdido el 46% de la superficie total de los bosques del planeta con un efecto también negativo en el cambio climático.

Los árboles son seres fascinantes de los que aún sabemos muy poco. Se ha investigado científicamente el mecanismo por el que elevan el agua hasta sus copas, en ocasiones a más de 100 metros del suelo. Se habla de capilaridad, también lo estudié en mi carrera, pero sabemos que el ser humano a día de hoy no es capaz de conseguirlo sin una bomba. No hay tecnología apta para hacerlo sin motores, como lo hacen ellos. Recientemente un grupo de investigadores ha podido medir unas palpitaciones en los árboles semejantes a nuestro latido cardiaco, se han medido en el tronco unas contracciones que realizan de forma rítmica, esto podría explicar la subida del agua. Su forma de comunicación es maravillosa. Suzanne Simard, Doctora y Profesora de Ecología Forestal de la Universidad de Columbia Británica en Canadá, junto con su equipo investigó la existencia de una red subterránea que emplea árboles y plantas para comunicarse entre sí con la ayuda de hongos. Así se ha podido verificar que los árboles envían más alimento a los pequeños arbolitos que proceden de sus semillas, que protegen a los de su especie antes que a los de otras especies. Los que tienen sombra y necesitan algún componente extra lo reciben de sus progenitores a través de una compleja red de micelios ubicados en los hongos del suelo. Hasta no hace mucho se pensó que los árboles eran las estructuras vivas más grandes sobre la tierra, hoy se sabe que no es así, que existen hongos bajo los bosques de un tamaño increíble. Se ha descubierto un hongo que mide 70 hectáreas y se calcula que puede tener unos 1.500 años de edad. Estas estructuras son auténticas redes neuronales como las de nuestros cerebros.

No podemos estar destruyendo esto antes de conocerlo, sería una locura. ¿Te imaginas que un descubrimiento así lo hubiéramos hecho en otro planeta? Todo serían precauciones, todo serían admiraciones. Pues esas maravillosas grandezas conviven con nosotros y las despreciamos cuando deberían estar despertando humildad en la raza humana ante nuestra insignificancia.

Te contaré por qué arrasamos estos bosques mágicos, llenos aún de secretos, y aniquilamos, vendemos y desplazamos a todos sus habitantes, incluidos los humanos. Las principales causas son:

  1. Cultivos de palma
  2. Cultivos de soja
  3. La extensión ganadera

La selva desaparece de la tierra a un ritmo alarmante. Además de la codicia, como detallaré a continuación, creo que hay un motivo adicional para su destrucción. Yo sólo he visitado los bosques vírgenes tropicales en una ocasión cuando viajé a Venezuela. Nos adentramos con un guía local en una zona de selva donde nos dijo que lo más seguro era remontar el curso de un río ya que las orillas eran demasiado peligrosas por la presencia de serpientes venenosas. Yo caminaba con una mezcla entre fascinación y miedo a lo desconocido, era un entorno hostil para nosotros. Llegamos a una poza de gran tamaño y me bañaba feliz mientras mi marido estaba unos metros río abajo fuera de mi ángulo de visión. El guía no nos quitaba ojo y descubrió que yo estaba siendo absorbida por una corriente de agua hacia el fondo del río, las paredes estaban lavadas por el agua, no había ningún agarre a mi alcance. Ha sido la vez que he tenido la sensación más clara de que iba a morir, el guía me enganchó con increíble agilidad y respiré aliviada. Si narro esta pequeña historia es porque pienso que a los humanos no nos gusta sentir que no dominamos las situaciones, que podemos estar en riesgo permanente de muerte y que no tenemos el poder. Los hombres modernos somos seres impotentes e insignificantes ante la grandeza de la selva que sólo han sido capaces de dominar a los indígenas con sus miles de años de adaptación. Seguro que ese aspecto tampoco les gusta a muchos hombres que se consideran poderosos, fuertes e inteligentes y su mayor deseo es que los indígenas se adapten a nuestra forma de vida y que las peligrosas selvas desaparezcan.

Vamos a profundizar un poco más en cada causa de la deforestación:

  1. Sobre el cultivo de la palma añadiré poco pues por fortuna este tema ha saltado a los medios de comunicación y creo que se está produciendo un importante freno. La grasa de palma utilizada en la mayoría de nuestros productos procesados se cultiva principalmente en las selvas de Borneo, donde los orangutanes también se están quejando, amparados por personas generosas que les ponen voz. Una de las voces más maravillosas es la de Jane Goodall, que ahora se ha unido al actor Leonardo Di Caprio en esta lucha.
  2. Respecto al cultivo de la soja, este dato se encuentra aún en la sombra para gran parte de la población. Yo me cuestionaba por qué se necesita tanta soja, en mi desconocimiento me imaginaba a toda la población hinchándose a salchichas vegetales y consumiendo las nuevas bebidas vegetales del mercado, pero la realidad es muy distinta. La soja es el alimento del ganado, de los millones de reses que se crían principalmente en EE.UU. y en América del Sur. Esos animales, además de los pastos, necesitan los piensos hechos de soja y maíz transgénicos. Los principales países productores de soja son hoy EE.UU. Brasil y Argentina, aunque la soja procede originalmente de China. Su cultivo no requiere suelos muy fértiles, por ello los de la selva una vez arrasada son ideales. Pero este cultivo sí es muy sensible a la competencia de otras hierbas, por lo que el uso de herbicidas es imprescindible y estos cultivos están siendo regados con pesticidas que ya están suponiendo un peligro real para las poblaciones próximas al emplear el glifosato. Si me atrevo a escribir directamente el nombre es porque en la actualidad la empresa Monsanto a la que pertenece este producto ha perdido ya tres demandas judiciales por cáncer. La primera sería del jardinero Dewayne Johnson y será indemnizado con 289 millones de dólares. Esta noticia salió publicada en El País el 11 de octubre de 2018. La última es de un matrimonio que será indemnizado con 2.055 millones de dólares. Actualmente hay 13.000 demandas en curso por el mismo motivo.

Pero la realidad es aún más terrible: un grupo de periodistas Italianos fotografió a hombres, mujeres y niños habitantes de zonas limítrofes a esos cultivos. Hoy el documental circula por las redes sociales, allí aparece Fabián Tomasi, un trabajador que pasó años preparando las avionetas para fumigar sin ningún tipo de protección, le pronosticaron 6 meses de vida y llegó a vivir 10 años. Sus declaraciones son escalofriantes y dio innumerables conferencias para denunciar el uso de agro-químicos. —Estamos cambiando la vida por dinero —mantuvo hasta el final la esperanza de un cambio. Solía salir sin camiseta en las grabaciones para mostrar las deformidades que había sufrido su cuerpo.

En las zonas rurales de Argentina existen numerosos casos con mutaciones en la piel, deformidades al nacer, sin brazos o sin piernas y un aumento alarmante en los casos de cáncer entre las poblaciones próximas a las fumigaciones. En este país se permite fumigar con avionetas, también está permitido en Colombia. Un mundo de horror oculto tras las cifras económicas. Los documentales sobre ese tipo de cultivo nos muestran cómo el país ha cambiado por completo su economía, la soja cotiza en bolsa, según cálculos del 2018 con un volumen de 110,4 millones de toneladas. Argentina mueve 3.000 millones de dólares en esta industria. En los últimos 10 años han empleado 1.000 millones de litros de herbicidas en esas tierras. Damián Marino, científico del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), remarcó:

El glifosato es una molécula muy pequeña que tiene la función de ser un herbicida generalista porque no discrimina, sino que mata todo aquello que sea verde a excepción de un organismo genéticamente modificado como la soja, el maíz o el algodón.

El problema con el tiempo, es que al hacerse las plantas resistentes, sus dosis han de elevarse año tras año. Hoy su presencia en Argentina está en el aire, en la lluvia, en sus verduras y hasta en el algodón sanitario.

Ante la creciente oposición de los habitantes locales ya existen zonas que están necesitando al ejército para proteger a los tractores fumigadores de los campos. Los afectados por el uso de estos productos no son personas voluntarias, no son fumadores, son hombres, mujeres y niños que están obligados a diario a respirar este aire y a beber esa agua, esto abrirá una nueva página de horror en nuestra historia. Brasil estuvo pensando en la prohibición del glifosato, pero los números son muy poderosos y sus cultivos dan cifras elevadísimas.

A nivel mundial en 1995 se emplearon 67 millones de toneladas de este herbicida y se pasó a 826 millones en 2014. Estos datos aparecerían publicados en La Vanguardia con fecha 03/02/2016.

La realidad es que TODOS somos hoy un poco culpables con nuestra compra de estos productos, estamos enriqueciendo con nuestro dinero a empresas sin escrúpulos.

En la actualidad la OMS ha clasificado al glifosato como probablemente cancerígeno para los humanos, también lo incluye en la lista de sospechoso como disruptor endocrino y han saltado las alarmas al detectarse trazas de este producto en los cereales y otros alimentos en los supermercados. Las evidencias científicas son muy claras, pero ellos cuentan con sus propios estudios científicos y la polémica será difícil de resolver en una empresa tan potente. Europa ha prorrogado su empleo durante cinco años más.

La soja de Brasil y Argentina se saca en grandes barcos para ser distribuida en diferentes países y transformarse en los piensos que alimentarán al ganado. Solo en Italia se mueven 1.300 millones de euros en esta compra, y se emplea para alimentar al ganado, pastas y panadería. España mueve entre tres y cuatro millones de toneladas de harina de soja al año para alimento del ganado, el 85% viene de Argentina. Se trata de una potente economía con cuantiosos beneficios contra la que ningún gobierno está dispuesto a luchar y a la que se enfrentan los indígenas sin armas, los hombres y mujeres locales, los niños enfermos de las zonas rurales, los grupos ecologistas y las ONG de ayuda a esos pueblos. Pero no tienen suficiente fuerza ni visibilidad. La población, tal y como ya hemos hecho en el caso de la palma con los gorilas, debemos decir basta, que este precio es demasiado alto, que hay que poner límites a la codicia humana. Debemos parar la devastación de la selva y la aniquilación de sus tribus, debemos evitar tantas muertes, tantos nuevos enfermos.

¿Ante qué nos estamos enfrentando realmente? Debemos ser capaces de cambiar nuestros hábitos. Que sepas que los gobiernos no lo van a hacer, el nuevo presidente de Brasil ya lo ha dejado muy claro, los recursos de la selva serán explotados y ha dotado con armas a los terratenientes de las zonas próximas. No se está difundiendo con fuerza esta noticia, y mientras acontece un genocidio. Las empresas tampoco están dispuestas a perder ni un solo euro. El 12 de diciembre de 2018 El País publicó un amplio artículo sobre la progresiva desaparición de las tribus, se calcula que hoy viven en el Amazonas cerca de 100 pequeñas tribus no contactadas. Las personas que van explotando la selva gozan de impunidad incluso para matar, al tratarse siempre de pequeños grupos, estas desapariciones suelen pasar inadvertidas. Pero esto se publicó después de las amenazas de su actual presidente. Hoy no consigo por más que rastreo en los medios noticias al respecto. He logrado, a través de las redes sociales, ver fotografías y protestas en las calles de grupos de apoyo a estos pueblos. ¿Qué está pasando? ¿Por qué no se da a conocer? Parece que a nadie en los países “civilizados” le importan estas muertes silenciosas. El tiempo acabará juzgando estos hechos como crímenes contra la humanidad.

  1. La tercera causa de deforestación son los pastos, es bastante evidente, el ganado necesita tierra y el pasto es incompatible con la selva. Desde muy joven me fascinó el Amazonas, compraba libros y revistas y me fascinaban sus árboles y formas de vida. Leí bastante sobre sus suelos, sobre la materia orgánica que se encuentra en ellos y los datos son estremecedores, la aparente riqueza de la selva, la materia orgánica, no está en el suelo, está sobre los árboles, en sus copas. Los suelos son muy frágiles y cuentan con una pequeña capa de materia orgánica. ¿Qué ha ocurrido? Que al llevarnos el 100% de la vegetación, el suelo ha quedado expuesto a las lluvias y en poco tiempo esta capa ha desaparecido. Aunque sabemos que la soja no es muy exigente en cuanto a los suelos, precisa del empleo de potentes químicos para eliminar la competencia. Los pastos del ganado tienen el mismo problema y en pocos años esas tierras dejan de ser fértiles y hay que seguir avanzando con una nueva porción de selva. Se calcula que estos suelos podrían volver a ser fértiles en el trascurso de 100 años, pero estos estudios hacen referencia a incendios. Tras el incendio actualmente se cultiva con grandes cantidades de químicos, estos estudios aún no son concluyentes, pero seguro que esos 100 años son insignificantes en casos de pérdidas de tierra completas, como está ocurriendo con el empleo de químicos tan agresivos. El periódico El País ha publicado bastantes artículos denunciando esta problemática.

La mayoría de las veces la selva se trata como si fuera una tarta y se está extinguiendo. Los selvicultores de todos los países desarrollados del mundo sabemos que esta forma de funcionar no es correcta y en nuestras zonas no se emplea. Se buscan técnicas de explotación sostenibles, los finlandeses las conocen muy bien, igual que los españoles o los franceses, en Europa el bosque se explota pero su superficie no se reduce. El problema es que Brasil o Argentina nos quedan muy lejos. ¿Para qué nos vamos a tomar la molestia de hacerlo bien, pudiendo obtener dinero rápido? Aquí también podemos argumentar que son sus propios gobiernos los que lo destruyen, pero no olvides nunca que los clientes, los que lo pagamos, estamos aquí, en la parte desarrollada del planeta. Ellos son nuestros productores, si no se compra no se produce, no vuelvas a caer en la hipocresía de siempre.

Lo que algunas cabezas “pensantes” no están valorando es que las selvas son los pulmones del mundo, el aire no sabe de fronteras. El cambio climático no diferencia países pobres o ricos, no reconoce costas con casas de paja o grandes mansiones. No se puede ignorar que esta gran masa boscosa que ya hemos talado ha tenido un efecto sobre el cambio climático decisivo.

La naturaleza puede inundarnos de bienes o puede ser devastadora, como ya lo estamos comprobando.

Si unimos ideas podemos concluir que los bosques desaparecen debido al pasto para el ganado y por el cultivo de la soja que les alimenta y una pequeña parte, principalmente en Borneo, por el cultivo de la palma.

En esta web puedes encontrar amplia información sobre este conflicto: https://saqueada.amazoniasocioambiental.org/story/conflicts

Hay un tema crucial que afecta de forma directa al cambio climático y que, por mucho que algunos se empeñen en seguir negando, ya toda la comunidad científica ha avalado. Me estoy refiriendo a las emisiones de CO2, los gases de efecto invernadero. Según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Ganadería) el 18% de la emisión de los gases de efecto invernadero proceden del ganado. Esta cifra es superior a la que producimos con el transporte. El 26% de la superficie de la Tierra está ocupada por el pastoreo. Seguiré con datos de la FAO. Se considera que la ganadería es la principal fuente terrestre de contaminación de fósforo y nitrógeno en el Mar del Sur de China, lo que contribuye a la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas marinos. El ganado produce el 37% del metano (23 veces más perjudicial que el CO2). Científicos del Reino Unido y Países Bajos han calculado 2035 como fecha de no retorno en el cambio climático. ¿Por qué lo vamos a creer? Si yo estoy bien, en mi casa con mi comida. Te aseguro que somos capaces: ya lo hemos demostrado desecando inmensas lagunas, exterminando cientos de especies completas, acabando con los peces en algunos ríos, dejando inmensas zonas del mar y de tierra sin vida. Todo esto ya está ocurriendo. Siempre pensamos que alguien lo reparará, sin entender que la acción potente sólo podrá surgir si unimos “nuestras ramas”.

Siguiendo con los datos de la producción de carne veamos qué ocurre con el agua. Una vaca adulta puede ingerir unos 50 litros de agua al día, los cerdos unos 5l/día y en época de lactancia hasta 20 litros. En números más amplios sabemos que producir 1 kg de carne supone el empleo de 15.000 litros de agua. Si a estos datos añadimos la importante fuente de contaminación sobre este escaso recurso, nos enfrentamos a una realidad devastadora. El agua es contaminada por los desechos de los animales, por los antibióticos, las hormonas, los productos químicos usados en las pieles y por los fertilizantes y pesticidas empleados en los cultivos forrajeros. Algunos defensores de la carne argumentan que estos productos ya no están en el animal al morir, que hay controles, se refieren a los antibióticos y hormonas, los químicos cuentan con una legislación que siempre habla de márgenes. Pero como sabemos, la tierra está profundamente conectada y si va al agua finalmente lo acabaremos ingiriendo, en forma de peces, de plantas o directamente al beberla. Hoy ya está confirmado que está presente en más del 80% de los ríos europeos y que ha llegado a nuestros mares.

Según un estudio sueco publicado en 2012, en la conferencia mundial del agua el profesor Malik Falkenmark presentó un informe: en 2050 la población mundial habrá alcanzado los 9.000 millones de habitantes, esto supondrá un aumento del consumo de agua que se ha estimado solo podrá realizarse con una dieta vegetariana. La alimentación a través de animales tiene un consumo entre 5 y 10 veces superior al consumo de agua en una dieta vegetariana.

Resumiré el cálculo de superficie cultivada a nivel planetario para la producción de carne con los porcentajes conocidos. El 80% de la superficie cultivada a nivel mundial se emplea para alimentar al ganado. En cifras hablamos de 51,4 millones de kilómetros cuadrados. Para hacernos una idea, esto supone cinco veces la superficie de Europa. El riego de las tierras agrícolas emplea el 70% de nuestra agua potable a nivel mundial. Para entender las proporciones en el uso de este bien tan preciado vamos a comparar cifras por kilo de alimentos. Ya sabemos que producir 1 kg de carne requiere 15.000 litros de agua, para producir 1kg de fruta más 1 kg de verdura más 1 kg de cereales más 1kg de legumbres, necesitamos un total de 6.900 litros de agua. Hablamos de la mitad de consumo en agua y estarían comiendo muchas más personas, bien alimentadas durante muchos días. Este cambio en el uso de la tierra y el agua hoy nos permitiría que toda la población mundial pudiera comer ahorrando además millones de litros de agua y evitando la sobre explotación de los recursos.

Los cambios debemos plantearlos paso a paso, pero es urgente empezar. Puedes dar un paso, reduce esa carne que te guste menos, ya hemos descubierto que es un cadáver tóxico y a medida que te vayas encontrando con más energía verás como la carne te irá sentando peor. Si lo haces de forma radical y actúas sólo con la cabeza, acabarás lanzándote en unos meses a la pata de jamón serrano o al bocata de chorizo, he conocido esos casos.

Tengo también amigos que después de unos años de vegetarianismo confiesan que tuvieron que comer algo de carne, que notaban debilidad. Te detallaré más este proceso de cambio para que lo entiendas mejor. Estos casos merecen mi respeto, cada metabolismo es diferente, además son personas que conocen esta problemática y que si vuelven a comer carne o pescado lo hacen en cantidades muy pequeñas y buscan producto ecológico donde los animales han llevado una vida digna. El proceso de cambio al vegetarianismo también trae cambios mentales, perdemos agresividad, un cierto empuje rápido, eso podemos asociarlo a debilidad aunque no es cierto. Lo entenderemos mejor observando a la naturaleza. Tenemos un guepardo, y un elefante. ¿Quién es más fuerte? No hay duda que la fuerza del elefante es muy superior siendo vegetariano, pero el guepardo tiene una velocidad imbatible, un arranque muy superior. Entendemos así que cada dieta aporta unas cualidades. Las personas con trabajos muy exigentes que deben estar siempre luchando sienten esa necesidad de ingerir proteínas animales. Lo que debes tener muy claro es que la alimentación vegetariana aporta mucha más calma y estabilidad mental sin perder energía. Deberás observarla, porque lo que es cierto es que se trata de una energía distinta. Estos estados nuevos pueden darnos miedo y al asociarlo con debilidad buscamos nuevamente la ingesta de carne, nos trae más a la tierra y nos sentimos más cómodos. Pero si perseveras entenderás la increíble mejora, la claridad mental y la alegría que termina por instalarse en tu interior.

Debemos recapacitar todos qué futuro queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Desarrolla este respeto por nuestra casa y no será tarde para salvarla. No basta con ser críticos, no basta con hacer pancartas contra las grandes multinacionales, buscar en otros la culpa, no les financies, estas grandes empresas sólo conocen un lenguaje y se llama dinero. Saben que cuando dejes la pancarta iras al supermercado y comprarás sus productos, seguirás hablando su idioma. Si les cortamos el grifo no tengas duda de que escucharán. No compres sus alimentos, aquellos que son fabricados con sus químicos. Los alimentos producidos explotando los recursos naturales y las granjas industriales se deben parar. Hoy son negocios prósperos y ellos no van a cambiar el sistema, debemos ser los consumidores con nuestros actos de compra consciente los que detengamos esta actividad que se está llevando el mundo por delante a una velocidad de vértigo. Nuestros jóvenes se manifiestan y con razón, les estamos robando su casa. Cerremos las puertas incorrectas y no tengas duda de que surgirán caminos nuevos.

Toda esta información a aquellos que ya sois sensibles a los problemas ambientales, a los que trabajáis en grupos ecologistas, participáis en manifestaciones, donáis vuestro tiempo y energía en causas tan nobles, debería hacer que recapacitéis sobre la potente herramienta que tenéis en vuestras manos para luchar por el planeta si aún no sois vegetarianos. Yo suelo investigar a los grandes conservacionistas y me agrada comprobar que la mayoría de las veces son vegetarianos y predican con el ejemplo. Fue muy enternecedor leer como Jane Goodall descubrió este sufrimiento frente a su plato de carne hace ya más de 60 años y no ha vuelto a consumirla, o cómo Greta Thunberg en sus discursos llega a reprochar también estos hábitos a nuestros parlamentarios.

Pasemos a conocer las cifras de veganos/vegetarianos. Se calcula que en España el número se está acercando al 8% de la población. Cada vez hay un movimiento mayor en este sentido en los países occidentales. En Alemania el 44% de la población declara llevar una dieta baja en carne, Inglaterra pasó entre 2015 y 2016 a un incremento del 350% de personas vegetarianas. Como dato diré que en España está muy extendida la oferta vegetariana en los menús escolares. México es el país de Latinoamérica con mayor porcentaje de vegetarianos, cerca del 19%. Se ha calculado en Europa que el consumo de carne roja se ha reducido en un 35% en los últimos años. Alemania se acerca ya a la cifra del 10% de población vegetariana y se sabe que hay cerca de un millón de veganos.

En EE.UU. se estima que ya hay 1,6 millones de veganos. En junio de 2017 se publicaba el informe Top Trends in Prepared Foods 2017 donde se señala un incremento del 500% en población vegana desde 2014. Ya cotiza en bolsa una nueva empresa llamada La carne de mentira, un sucedáneo a base de proteínas vegetales. La compañía Beyond Meat entre cuyos inversores se encuentran Bill Gates y Leonardo Di Caprio, comenzó a cotizar con un valor de 1.300 millones de euros en su estreno y se ha revalorizado un 163%.

India sigue alcanzando las cifras más altas con un 38% de la población vegetariana. Hay signos de esperanza, pero tenemos que ir más rápido, necesitamos acelerar este cambio de hábitos, el tiempo se acaba. Pero veis que China no aparece en estos datos y según parece llevar allí dieta vegetariana/vegana es bastante complicado.

La ciencia tiene hoy también a la dieta bajo investigación y preocupan las cifras de población humana sobre el planeta. La comisión EAT-Lancet evaluó cómo alimentar a 10.000 millones de personas en 2050 y en su informe resume que para lograrlo se deberían reducir a la mitad los azúcares añadidos y el consumo de carnes rojas. Defienden una dieta flexitariana, basada fundamentalmente en alimentos de origen vegetal, pero que incluye de forma ocasional pescado, carne y productos lácteos. Según el informe The Lancet, estas modificaciones de hábitos podrían prevenir cerca de 11 millones de muertes al año.

Según el investigador Johan Rockström del Centro de Resiliencia de Estocolmo, “la producción mundial de alimentos amenaza la estabilidad climática y la resistencia del ecosistema. Constituye el mayor impulsor de la degradación ambiental y de transgresión de los límites planetarios”. Considera esta transformación urgente y necesaria.

“La mayoría tiene razón”, patrón que empleamos en muchas ocasiones para valorar una forma de actuar. Podemos ver casos dramáticos como el de Hitler, un demente que logró manipular a una gran mayoría y en masa actuó de forma despiadada. El caldo de cultivo fue una población empobrecida y decepcionada después de la I Guerra mundial. Había en esa multitud eminentes científicos y médicos. También ocurrió durante la época de la esclavitud, aquello resultó normalizado por la abundancia de personas que actuaban de la misma forma. Pero en todas estas situaciones siempre ha habido personas más sensibles, que no lo han aceptado. Durante las matanzas de los judíos muchas personas se jugaron la vida para salvar a los que podían. Estoy segura de que en los años de esclavitud sucedió lo mismo. En buena parte de las situaciones actuales no hablamos a otra escala y los indígenas, los agricultores, son también humanos. Los animales también sabemos que sufren como nosotros, se sabe que el sistema nervioso del cerdo es el más parecido al humano. Tanto los primeros como los segundos están llevando una vida de persecución y muerte. Animales con vidas absolutamente miserables sin ninguna necesidad, son inocentes, sin sus muertes podemos vivir perfectamente. Puedo afirmar que se vive mucho mejor. Vivimos a costa de explotarlos, un gran mercado se enriquece económicamente de ellos empleando un abuso claro de poder. Existen grupos de personas que entran en los mataderos y tratan de salvar la vida a esos animales desvalidos y también organizaciones de denuncia sobre los abusos a los pueblos indígenas, pero son pocos y considerados como jóvenes radicales y extremistas, o quizás soñadores. No creo que sean ellos por ser minoría los que están equivocados. Hace pocos días hablaba con la organización Survival y me confesaban su perplejidad ante la indiferencia frente a la situación que se vive en la selva de Brasil, donde se está aniquilando a los pequeños grupos aislados de indígenas.

Alfredo Borges
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