Irene Artavia Directora General de fai en Costa Rica cuenta una historia de la importancia del agua

Irene Artavia Directora General de fai en Costa Rica cuenta una historia de la importancia del agua

Siéntate que te cuento un cuento desde mi experiencia en una cuenca… Esta es una historia totalmente verdadera. En un pueblo había un grupo de personas, todas muy trabajadoras y honradas. Muchos llegaron a querer ayudar, más ellos no entendían porque había tanto interés en ellos, algunos ya no están, volaron como el viento y

Siéntate que te cuento un cuento desde mi experiencia en una cuenca…

Esta es una historia totalmente verdadera. En un pueblo había un grupo de personas, todas muy trabajadoras y honradas. Muchos llegaron a querer ayudar, más ellos no entendían porque había tanto interés en ellos, algunos ya no están, volaron como el viento y otros aún persisten y les acompañan en su sueño. Sin embargo, gente de tan noble corazón abrió las puertas de la comunidad a la conservación de su agüita; bendito liquido apreciado y necesario por todas las familias, a las que por supuesto ellos representaban.
Paso el tiempo, para ser más precisa, 11 años, y entre decepciones, caídas, despedidas y desaciertos, pero también compañía, conocimiento, alegría, trabajo y entusiasmo, lograron ser los mejores para cuidar el agüita del pueblo. Un día fueron a visitar a otros amigos del agua que vivían en otro pueblo, allá por Oreamuno y Alvarado, donde el Paéz y el Birris se unieron hace 7 años. Esos poblados también cuidan del agua, y vieron como por medio de ellos y de otras instituciones, como la oficina de Cartago, del ACC, lograron entre todos y todas, unidos por el preciado líquido, sembrar y cosechar el agua que baja del cielo.
Por supuesto, ese día fue muy importante para ellos, porque no solamente aprendieron a sembrar y cosechar el agua del cielo, sino que también sintieron los valores que cada una de estas personas aportaba a tan interesante proyecto de vida. Si, realmente es un proyecto de vida, para vivir mejor, como una gran familia; porque de esta forma se hacen cada vez más fuertes y resilientes ante los efectos del cambio climático. Además, sembrar amor y cosechar agua de lluvia es muy fácil, solo se requiere voluntad y la ayudita para la compra de un tanque; y claro está, entre todos los motivados instalar la cosecha del agua de lluvia, con el abono de la cooperación. Una vez, recuerdo que llovió muchísimo, pero a pesar de tanta lluvia, los pueblos se quedaron sin su agua potable. Ese día el grupo decidió vaciar el tanque y llenarlo con agua potable, proveyendo de agüita para tomar, a la comunidad. En este pueblo todos y todas contribuyen a sembrar y cosechar el agua del cielo; las familias, las organizaciones, los adultos mayores, los niños, las instituciones, todos y todas, contribuyendo con su propio bienestar y fortaleza para los cambios venideros.
Cuando llegaron a su pueblo, después de tanto compartir con el pueblo vecino, el grupo del Toledo, por poner un nombre que engalane tanta experiencia; resulta que se pusieron de acuerdo y entre todos construyeron la cosecha de agua de lluvia para el río Purires, por una cultura de conservación del agua, donde todos contamos en una cuenca. Había muchas posibilidades, pues era el momento para lograr lo que se habían propuesto, es así, como se logró convencer a una noble institución para el financiamiento de tan importante emprendimiento. ¿Adivinen, adivinen cual institución es?
El canon de agua fue la propuesta y empezamos a trabajar en el proyecto desde sus primeras etapas de nacimiento de vida. Darle vida a un proyecto, significa poner el alma a trabajar, con buen entusiasmo, organización y deseo desde el corazón para el cuido del preciado líquido. Los esfuerzos fueron bastante positivos a pesar de que los tanques nunca llegaron a tiempo para su instalación, más la fuerza de voluntad de estas personas supero los obstáculos. Visitaron las ASADAS, a los estudiantes y docentes de escuelas, también contaron la historia a los adultos mayores, a sus familias y en fin a los barrios del Pueblo. Su voz alcanzo las fuertes pendientes de Santa Clara, bajando por el Purires hasta llegar a Tobosi, tablón, Tejar y quebradilla. Las personas les gustó mucho la historia de la siembra y cosecha de agua de lluvia y al final, todos juntos pensaron que era buena la idea. Porque esta idea nació de los pueblos que aprecian el agua, de aquellas personas que luchan tenazmente por cuidar y proteger el preciado líquido.
Al final del año se logró llevar el mensaje con talleres creativos, cuentos y música; en esos talleres participaron todas las personas de los pueblos, porque lo más importante es la participación organizada y comprometida. Más o menos como 460 personas recibieron el mensaje de la importancia y los usos del agua, el ciclo del agua, el cambio climático y el agua, y por supuesto la siembra y cosecha de agua del cielo. Esta última, consiste en proveer a la gente de agua de lluvia para limpiar los pisos y vidrios, lavar los carros, regar los jardines, dar de beber aguita a los animales de granja, lavar las verduras para luego llevarlas al mercado, en fin todos los usos que se quieran, excepto tomar el agua del cielo, porque para eso está el agüita potable que nos llega todos los días al hogar.
La cosecha de agua de lluvia permite que nos volvamos fuertes ante los efectos del cambio climático, pero también creativos y solidarios. Además ayuda a disminuir la demanda del agua desde la fuente, como manantiales, ríos, quebradas, lagos y lagunas, porque permite ahorrar y usar menos el agua potable. Contribuye a disminuir la escorrentía, un proceso importante en el ciclo del agua, pero que lamentablemente causa mucho daño debido a inundaciones y deslizamientos, por los fuertes chaparrones y aguaceros que bajan de la montaña.
Para no cansarles con el cuento, al final, con la colaboración de la noble institución, se logró imprimir 475 guías educativas para continuar dando el mensaje de la siembra y cosecha del agua que baja del cielo, para el beneficio de todas las personas de los pueblos. Pero esta historia aún no acaba aquí, el grupo del Toledo, allá donde nace el purires entre Santa Clara, tobosi, tablón y Quebradilla, seguirán buscando colaboración a cambio de un buen mensaje que expanda el cambio y la buena acción.
Para cerrar quería contarles que además hicimos un taller donde las tejedoras de la cuenca contaron sus historias con el agua, intercambios de experiencias entre leyendas de Guayabo, un proyecto de saberes populares de las tejedoras con plantas medicinales, restaurar los grupos organizados y un encuentro hasta internacional fíjense donde hay una hermandad con la universidad de México para intercambios de experiencias inter-culturales – ambientales.
Me salgo de esta cuenca y cuento en otra cuenca la historia sin fin del cuidado y la importancia del agua en una cuenca, donde todos y todas contamos en esta cuenca…

Tan tan9

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