Proteger a las personas defensoras del Ambiente, en un año electoral en México

Para México, el año 2024 representa la última oportunidad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para fortalecer a un sector ambiental castigado presupuestal e institucionalmente durante todo su sexenio. Algo que se mira difícil de alcanzar sobre todo porque la atención gubernamental está puesta en terminar, a como dé lugar, con los megaproyectos insignia

  • En México, el 2024 será un año marcado por las elecciones presidenciales y locales. El fin del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador genera expectativas y preocupaciones sobre el futuro de la agenda ambiental en el país.
  • En el último año de AMLO se prevé que el gobierno acelere el ritmo para cumplir sus metas en el tema de infraestructura. Esto podría agudizar la violencia contra quienes se oponen a los megaproyectos como el Tren Maya o el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
  • Esa celeridad también podría vulnerar la efectividad de acciones de protección de áreas naturales, sobre todo con un sector ambiental cada vez más castigado en términos presupuestales y en capacidades de vigilancia.

Para México, el año 2024 representa la última oportunidad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para fortalecer a un sector ambiental castigado presupuestal e institucionalmente durante todo su sexenio. Algo que se mira difícil de alcanzar sobre todo porque la atención gubernamental está puesta en terminar, a como dé lugar, con los megaproyectos insignia de esta administración, entre ellos el llamado Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

El 2 de junio de 2024, además, México celebrará elecciones presidenciales y del cuerpo legislativo que acompañará al siguiente gobierno, que entrará en funciones el 1 de octubre. A nivel local, en los 32 estados también se renovarán cargos; se elegirán a más de 19 000 representantes públicos. Por esas cifras, estas son llamadas las elecciones más grandes en la historia de México.

El complejo panorama electoral que se avecina y la posterior transición del gobierno mantiene en alerta a quienes analizan y monitorean las agresiones contra personas defensoras del ambiente y el territorio, ante un posible aumento de la violencia en el país. La urgencia del gobierno por terminar sus megaproyectos de infraestructura podría agudizar las agresiones contra quienes se oponen a ellos, advierten.

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La comunidad de Puente Madera se opone al Corredor Interoceánico, porque el proyecto pretende instalar un parque industrial en los terrenos comunales. Foto: Isabel Mateos.

Esa celeridad ya se refleja en el incremento de las áreas naturales protegidas que se dio en los primeros días de enero, con lo cual se busca cumplir con el compromiso presidencial de terminar el sexenio con la mayor cifra de este tipo de zonas, aunque no se cuente con los recursos humanos y materiales suficientes para garantizar su real protección. Mientras demandas recurrentes, como la necesidad de más presupuesto para fortalecer al sector ambiental, llegan al último año del sexenio sin cumplirse.

Especialistas en diversos temas ambientales hablaron con Mongabay Latam sobre los desafíos ambientales que tendrá el país para el 2024 y cuáles son sus expectativas y preocupaciones ante el fin del sexenio.

1. Una real protección para las personas defensoras del ambiente y el territorio

“Cerramos el 2023 preguntándonos qué nos va a traer el año electoral”, dice Gabriela Carreón, coordinadora de la organización Territorios Diversos para la Vida (Terravida), refiriéndose a la creciente violencia contra personas defensoras del ambiente y el territorio. Y es que el pasado ha mostrado que en México, durante los contextos electorales, la violencia se incrementa en varias regiones del país.

Las campañas electorales también serán una oportunidad para conocer la postura de los candidatos a puestos de elección popular frente al tema ambiental y, en particular, sobre las personas defensoras, “para mirar qué se puede esperar en los siguientes años”, considera.

Carreón plantea la misma expectativa respecto a la postura que tendrá el próximo gobierno sobre los megaproyectos que comenzó la administración de López Obrador, particularmente el llamado Tren Maya, con el reordenamiento territorial en la Península de Yucatán que traerá aparejado, y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), que implicará la transformación territorial de 79 municipios de los estados de Oaxaca y Veracruz.

Respecto a este último proyecto, la coordinadora de Protección para las Américas de Frontline Defenders, Sandra Patargo, advierte que al ser el último año del gobierno actual las obras del CIIT se acelerarán, lo que podría agudizar las agresiones contra quienes se oponen a él.

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Mogoñé Viejo, donde los pobladores se oponen al Corredor Interoceánico. Foto: Isabel Mateos

“Este proyecto va a avanzar de manera más rápida de lo que lo ha hecho en los últimos años y, considerando que las comunidades han dicho que se van a seguir oponiendo al proyecto, es muy posible que el gobierno y los demás intereses que están de por medio sigan avanzando, con la posibilidad de que esto implique más violencia contra las personas defensoras y cada vez más grave dependiendo de los niveles de resistencia”, señala.

Patargo considera que un desafío para este año, desde las organizaciones no gubernamentales que acompañan a las personas defensoras, es visibilizar la violencia en contra de quienes se oponen al CIIT. “Creo que no hemos logrado que se vea la seriedad de lo que está sucediendo y el riesgo en el que están las personas defensoras en esta zona”, advierte.

Al margen del cambio de gobierno, hay otros desafíos relacionados con la protección de las personas defensoras del ambiente y el territorio que no han sido atendidos en la actual administración, apunta Carreón.

Uno de ellos es analizar los impactos diferenciados de las agresiones en personas indígenas y mujeres. El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) señala en su más reciente informe sobre la situación de los defensores ambientales en México en 2022, que el 52 % de las personas defensoras ambientales agredidas ese año pertenecen a una comunidad indígena.

En el caso de las mujeres defensoras, Carreón subraya la necesidad de analizar, desde las dudas de las propias defensoras, qué implica y en qué consiste una agresión y los impactos a sus familias, colegas o acompañantes.

La coordinadora de Terravida también considera un desafío revisar el actuar de las industrias que están en los territorios donde ocurren agresiones contra personas defensoras. De acuerdo con el informe anual de Cemda, de los 197 eventos de agresiones documentados en el año 2022, prácticamente una quinta parte estaban relacionados con el sector minero, también destacan el hídrico (10.7 %) y el energético (8.6 %).

Mina Peña Colorada, ubicada en la Sierra de Manantlán, región de Jalisco, en México, en donde han desaparecido y asesinado a varios defensores del territorio . Foto: Cortesía.

La importancia de analizar el comportamiento de las empresas que están presentes en las regiones donde se cometen agresiones contra defensores también fue evidenciada en la investigación sobre defensores desaparecidos, elaborada por Mongabay Latam, Quinto Elemento Lab y A dónde van los desaparecidos. Ahí se documentó que al menos 20 personas defensoras que fueron víctimas de desaparición residían en municipios en donde había un conflicto relacionado con la actividad minera.

Uno de los casos más notorios es el municipio de Chilapa de Álvarez, en Guerrero, donde se documentaron 13 casos de desaparición de defensores y en donde hay trámites para dos concesiones mineras que abarcan aproximadamente el 94 % de la superficie del municipio, además de otras concesiones mineras en los municipios aledaños.

Carreón también plantea la necesidad de rendición de cuentas y debida diligencia de las empresas en casos de agresiones contra personas defensoras. Sugiere que exista un mecanismo de consecuencias para los proyectos en casos graves de agresiones. “Sí creemos que debe haber consecuencias cuando un proyecto lleva consigo para su realización estos niveles de violencia”, expresa.

2. Más presupuesto y mejor gestión para combatir la deforestación

La primera dificultad para dimensionar el problema de la deforestación en el país es que no hay datos actualizados. El año más reciente del que se tiene información oficial es 2021, cuando la pérdida de cobertura forestal abarcó una superficie de 167 811 hectáreas.

Para Iván Zúñiga, gerente de Paisajes Forestales del World Resources Institute (WRI), en México el tema de la deforestación plantea tres desafíos: tener voluntad gubernamental, recuperar la capacidad institucional y contar con presupuesto suficiente.

AGUACATE MÉXICO
Incendios forestales provocados para expandir el cultivo de aguacate en Jalisco, México. Foto: Abraham Pérez.

El primer desafío, de acuerdo con Zúñiga, significa dar prioridad al tema ambiental y forestal, pero no únicamente mediante el cuidado de los bosques, sino impulsando el desarrollo rural, y que éste no se base en la transformación del territorio, sino en el uso sostenible y balanceado de sus recursos. Es decir, fomentar el desarrollo rural “como una oportunidad para generar bienestar para las personas en las comunidades rurales, pero utilizando de manera adecuada su territorio y sus recursos”, propone Zúñiga.

El segundo desafío es recuperar la capacidad de las instituciones del sector ambiental, lo que implica contar con personal capacitado y los insumos necesarios para que realicen su trabajo. Sin embargo, dice Zúñiga, eso se ha ido perdiendo desde la administración de Enrique Peña Nieto, puntualmente a partir de los años 2015 y 2016, cuando empezó el declive presupuestal del sector ambiental. Ese descenso no se ha detenido y se relaciona con el tercer desafío: contar con un presupuesto suficiente para la implementación de las políticas ambientales.

Un análisis de la coalición Noroeste Sociedad Civil para la Sustentabilidad Ambiental (Nossa), integrada por siete organizaciones ambientales, indica que los recursos asignados a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se han reducido 35 % en la actual administración en comparación con la anterior. Eso representa 166 mil millones de pesos menos (9658 millones de dólares al tipo de cambio actual).

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Bosques donde se realiza manejo forestal en el municipio de Amanalco, Estado de México. Foto: Thelma Gómez Durán.

En el caso específico de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la reducción presupuestal comenzó en 2017, de acuerdo con datos de ese organismo. Para este año se le asignaron 3 mil 72 millones de pesos (179 millones de dólares, al tipo de cambio vigente), 4.7 % más que en 2023, sin que ese aumento se acerque a los niveles de hace un lustro.

El análisis de Nossa señala que los recortes presupuestarios han implicado serios desafíos para el cumplimiento del Programa Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales de este sexenio, que abarca aspectos como la conservación, mitigación y adaptación al cambio climático y la eficiencia y protección de cuencas.

Para esos y otros temas de la gestión ambiental, la recuperación forestal es clave. “Cuando recuperas bosques, cuando recuperas el ecosistema, tienes más acceso a agua, tienes mejor clima, tienes mejor diversidad biológica, se conservan mejor los suelos, mantienes productividad agropecuaria”, explica Zúñiga.

Vivero de Cherán, comunidad purépecha que reforesta su bosque con pinos de variedades locales, en México. Foto: Abraham Pérez.

3. Cambio climático: recursos suficientes y bien orientados

La noche del 1 de noviembre de 2023, la comunidad de El Bosque, en el estado costero de Tabasco, en el Golfo de México, tuvo que ser evacuada por el aumento del nivel del mar. No fue la primera vez que ocurría; de hecho, la erosión de la costa ya había causado que 60 familias se quedaran sin casa y que se perdieran escuelas y pequeños comercios, de acuerdo con un comunicado de las organizaciones ambientalistas Conexiones Climáticas, Greenpeace México y Nuestro Futuro.

El riesgo constante en el que vive la comunidad ante la inminente subida del mar, a consecuencia del cambio climático, demuestra la urgencia de atender los impactos de la crisis climática en el país.

Sin embargo, los recursos que el gobierno federal ha asignado para acciones de adaptación y mitigación en los últimos años no se han orientado efectivamente a tareas que atiendan esos rubros, de acuerdo con un análisis de la organización Fundar, publicado en 2022.

Este año no será diferente. “Las acciones o los rubros que para el gobierno son para combatir el cambio climático en realidad no lo son”, señala Margarita Campuzano, portavoz del Cemda.

El Bosque, Tabasco, México
El Bosque, en la costa de Tabasco, México. El incremento del nivel del mar ha terminado con decenas de casas de la comunidad. Foto: Isabel Mateos

El monto asignado para acciones de mitigación y adaptación para el 2024 es de 233 mil 961 millones de pesos (13 mil 616 millones de dólares). De acuerdo con el análisis de Nossa, el 54 % de los recursos se destinarán a la Secretaría de la Defensa Nacional, dependencia a la que se le ha encargado construir y administrar proyectos de infraestructura como el Tren Maya. Uno de los argumentos para justificar esa asignación presupuestal es que el tren ayudará a descarbonizar la economía, refiere un artículo de Fundar. “Paradójicamente, es imposible descarbonizar algo que previamente no estaba carbonizado, pues no existía”, señala la organización.

El programa Sembrando Vida tendrá una bolsa de poco más de 36 mil 137 millones de pesos (2 mil 103 millones de dólares), equivalentes al 15.4 % del presupuesto total para acciones de adaptación y mitigación. El monto será destinado para proyectos agroforestales y programas de reforestación, pese a que sigue sin conocerse el impacto real que tiene este programa en el combate al cambio climático, de acuerdo con el análisis de la coalición.

Otra parte del presupuesto para combatir el cambio climático será para la Comisión Federal de Electricidad, que destinará la mayoría de esos recursos (34 mil 757 millones de pesos o 2 mil 22 millones de dólares) en contratar servicios relacionados con la generación de energía basada en gas fósil, de acuerdo con el análisis realizado por Fundar.

En contraparte, la Semarnat tiene asignados para acciones de mitigación y adaptación 7 mil 158 millones de pesos, apenas 3 % del presupuesto total relacionado con el cambio climático, señala Nossa MONGABAY por Mayela Sánchez en 15 enero 2024

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