La intolerancia se a convertido en uno de los peores males que afecta terriblemente el mundo. Una persona intolerante, no tiene la habilidad de tolerar lo que sea diferente a sus ideales, creencias, opiniones y criterios, a pesar de que existan razones de peso para esgrimir en su contra. Un ser intolerante no respeta las diferencias, rechaza lo distinto de forma radical y cerrada, perseverando en sus opiniones.

La intolerancia es una condición que afecta al individuo y a la sociedad causando gravísimas consecuencias y mas aún cuando ese rechazo a lo diferente, se convierte en desprecio, odio o rechazo.

Las personas intolerantes dentro de su cápsula de odio, creen tener siempre la razòn y así existan argumentos vàlidos que lo contradigan, no lo toman en cuenta, incluso se vuelven irritables y rabiosos cuando se les contradice. Son fánaticos de sus creencias. Evidentemente una persona intolerante es tòxica, no conoce que existe la prudencia para tratar a otros y no entiende el sentido de la convivencia en paz, con respeto, en donde todos caben sin distinción de ningún tipo.

La intolerancia puede volverse muy peligrosa, cuando discrimina y odia lo que es diferente a sus ideas, no tiene sentido de igualdad, todo lo distinto es un blanco para ser atacado.

Debemos promover el respeto como base para vivir en armonía, entendiendo que somos diferentes y en esa diversidad de razas, ideas, religion, política, culturas, creencias, entre otros, podemos convivir en sana paz, sin discriminación, en un mundo más misericordioso, donde reine el amor, así como dijo Jesús «Amarnos unos a los otros».

Es momento de construir una sociedad más justa y consciente bajo el cobijo del respeto, y aquellos que destruyen a otros por ser diferentes, no se escaparan de la justicia divina.

Abg. Nilmary Boscàn Maldonado.