Ser cortés no cuesta nada, es una virtud que pone en manifiesto nuestros buenos modales para relacionarnos en armonía con los demás.

Una persona cortés, siempre es bien recibida, porque trata con respeto a todas las personas, por igual y sin discriminación. No se impone de manera prepotente, escucha con atención cuando se le habla, responde cuando le corresponde, mira a la persona que le habla, no se distrae, mantiene un tono de voz adecuado, espera su turno para ser atendido, no atropella con sus palabras y tiene un comportamiento respetuoso.

La cortesia, es un atributo personal que tiene implícita la empatía, que nos permite relacionarnos en buenos términos con los demás de manera sencilla y comprensiva. Una persona córtes, también tiene buenos comportamientos en función del bienestar de las personas que requieren prioridad ( niños, tercera edad, embarazadas o discapacitadas). Ceder el asiento a un adulto mayor, mujer embarazada o persona discapacitada, es un acto noble y cortés por citar alguno, que puede realizar cualquier persona, dar el ejemplo y generar un cambio positivo en los demás. La persona cuando es cortés procura que su comportamiento sea afable, amable y cordial.
La cortesía no mide condiciones, porque todas las personas merecen ser bien tratadas con respeto y consideración, por ejemplo, el saludo de los buenos dias, es el mismo para el señor que vigila la empresa, como para el Presidente de la misma, todos cumplen un rol importante y antes de mirar cargos, oficios o posiciones sociales, está el respeto hacia el ser humano.

Una persona cortés saluda con entusiasmo, sonrie y utiliza las frases màgicas:¡ Por Favor, Muchas Gracias, Siempre a su orden! Además, no necesita gritar u ofender para ser atendido o tener la razón, su buen trato basta para obtener buenos resultados.
Ser cortés es una gran virtud que analtece a la persona y la convierte en un buen ejemplo para los demás.
Abog. Nilmary Boscàn