Hablar del Lago de Maracaibo, de su cuenca, su contaminación y la posibilidad de devolverle su majestuosidad es traer a la mente una figura que se ha convertido en un referente de su defensa, nos referimos al ingeniero Pablo Emilio Colmenares. Ser parte del Movimiento Aclama es parte de ese gran compromiso con el Lago
Hablar del Lago de Maracaibo, de su cuenca, su contaminación y la posibilidad de devolverle su majestuosidad es traer a la mente una figura que se ha convertido en un referente de su defensa, nos referimos al ingeniero Pablo Emilio Colmenares.
Ser parte del Movimiento Aclama es parte de ese gran compromiso con el Lago que lo enamoró a los 22 años. “Ser miembro de ese grupo es un honor y un compromiso que adquirí de manos de su fundador el ingeniero Roger Nava Nava, quien me entregó los documentos oficiales de Aclama y que desarrollamos junto a otras 24 personas. Este ingeniero era en ese momento presidente de PROMOZULIA Y que promovía los planes y obras para el Zulia y en esa época me nombraron su presidente.
El Lago de Maracaibo es saneable y en la década de los 90’ se desarrollaron todos los planes para hacerlo, pero falta voluntad política para llevarlo a cabo. Fundamentalmente hay que hacer que el Canal de Navegación se estreche y controlar los nutrientes como el nitrógeno y el fósforo que es lo más dañino; así como el control de las aguas servidas.
Pablo Emilio siempre soñó con una sociedad de iguales. “En el colegio aprendí que la igualdad del compañerismo no distingue de clases sociales, sino que está de acuerdo con el conocimiento y a los principios y valores inculcados en el hogar y los colegios”.
Sus pasos académicos universitarios y una marcada huella familiar lo impulsaron a estudiar Ingeniería Civil y como él mismo lo evidencia y agradece “en una sociedad de entonces que impulsaba el hacerse profesional como una meta”, pero sus habilidades matemáticas fueron una razón fundamental.
Pero además esta fuerte impronta familiar de estudiar Ingeniería se evidencia porque de sus siete hermanos tres comparten este título y de sus nueve hijos, seis son ingenieros.
“Mi carrera profesional fue como ingeniero de campo como inspector. Al mes de salir egresado comencé en el Ministerio de Obras Públicas. En un primer momento me tocó inspeccionar obras viales y luego, hidráulicas”.
De esta última experiencia es que comienza su apego a la parte ambiental y a ir de la mano con los proyectos en materia de aseo urbano en Maracaibo.
“Comencé como ingeniero inspector hasta lograr ser Jefe de Mantenimiento de Obras del Ministerio de Obras Públicas en el Sur del Lago en el estado Zulia en mis primeros 15 años de profesión; Comisionado Presidencial adjunto a la Presidencia de la República, fundador y presidente del Instituto para la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (ICLAM), fundador y presidente del Instituto Municipal de Aseo Urbano de Maracaibo (IMAU), y antes de jubilarme tenía la responsabilidad de ser el Director General Sectorial de Infraestructura Ambiental a lo largo de mis 36 años en la administración pública”.
El ingeniero Colmenares tiene otras pasiones y por eso nos confiesa que acostumbra a seguir leyendo, aprendiendo, renovando y refrescando conocimientos, jugar ajedrez y disfrutar de un bue juego de futbol, tenis o golf por televisión; pero principalmente atender a la familia. “La familia es lo que me da tranquilidad y la emoción de tener a alguien junto a uno porque es la oportunidad de procrear y ver
crecer a una parte de ti bajo los principios éticos, morales y religiosos. Y después cuando llegan los nietos es una bendición, un sueño cristalizado que rinde frutos y que se convierte en la semilla de continuación para la siembra de esperanza y amor en nuestra Patria”.
Aparte del lago su otro interés siempre ha sido fortalecer al gremio al que pertenece. “La función del Colegio de Ingenieros de Venezuela es primordial para el desarrollo profesional y es por eso por lo que luego de mi graduación el 1 de diciembre de 1962 me fui a colegiar. Hoy con más de cien ramas de la Ingeniería disponibles es obligante fortalecer la labor gremial para protegernos y salvaguardar nuestro rol de asesores del Estado según lo establecido en el artículo 22 de la Ley que nos rige”.
Para él el trabajo es la única manera de obtener satisfacciones y que estas a su vez se transformen en reconocimientos institucionales. “Y es que una persona tiene en su vida tres decisiones fundamentales: Por qué escoge la carrera, en mi caso es mi vida, mi pasión; la de formar una familia que siembre y mantenga valores sirviéndote de piso, y por último, el trabajo, ese lo tienes que desarrollar con entusiasmo porque es la mejor manera de ir creciendo en conocimientos”.
No duda en señalar que en el país han cambiado muchas cosas, pero fundamentalmente por el desplazamiento de los valores, todo el desmejoramiento como sociedad y como país viene dado por esta realidad.
“Nuestros dirigentes gremiales no han motivado a los nuevos egresados a formar parte de lo que debe ser nuestra segunda casa, la familia grande que representa el gremio profesional y que, lastimosamente, en este momento no se ve representado en ese cuadro, sino que nos toma como simples números al momento de las votaciones para luego olvidarnos..
En otrora nos dictaban cursos y talleres financiados por el Colegio o nuestros sitios de trabajo con el único fin de hacernos mejores profesionales en nuestra área de competencia y que permitió colocar a Venezuela en el mapa mundial con grandes obras”.
Afirmó que por otro lado, el CIV debe luchar más por el respeto a sus agremiados desde los distintos niveles de gobierno y la defensa de sus jubilados porque el desmejoramiento que hemos sufrido en cuanto a nuestro pago incide directamente en nuestra calidad de vida.
“El papel actual del CIV es el de tener una mano firme para que se realice el mantenimiento en las grandes obras y por ello debemos ser asesores estrictos del Estado para ello. ¿Que se han ido muchos jóvenes?, sí, pero no se olviden de los pelos blancos y de los calvitos porque la experiencia también vale y aunque las tecnologías han mejorado, los que asumimos responsabilidades cuando se
ejecutaron estas obras tenemos un conocimiento práctico para aportar y lograr su rescate”, señala.
Este referente de trabajo incansable apunta que “a Venezuela le hace falta terminar de luchar y que nuestros profesionales que se han ido regresen para poder recuperar y ponerse al servicio de la recuperación de nuestros espacios porque las riquezas están, pero hacen falta profesionales, técnicos y obreros calificados para trabajarlas, eso es lo que le hace falta al país para volver a la senda de la prosperidad que se perdió hace 20 años y que se convirtió en un espejismo
de dólares por la bonanza petrolera que no se supo reinvertir en preparación”. En este momento pone en duda que nuestros ingenieros estén al nivel de los profesionales de otras latitudes porque ha desmejorado la calidad universitaria “pero estamos en la capacidad de recuperar el nivel académico en poco tiempo, pero para eso es necesario que el CIV y las universidades adecuen los pensa de estudios de acuerdo
con la nueva realidad mundial sin olvidar lo que necesitamos como país”.
Cuando se le pregunta si se siente conforme con todo lo que ha logrado hasta ahora se toma un tiempo antes de responder. “No, no me siento conforme con lo que he logrado hasta ahora. En su momento había que sanear 600.000 hectáreas en el Sur del Lago y logré alcanzar solo la mitad de ellas; cuando fundamos el ICLAM, el Ministerio del Ambiente, el IMAU; unos sueños de un gran equipo de profesionales que desaparecieron casi en el tiempo porque no se ve una real preocupación por conseguir soluciones u obras que se han perdido por falta de mantenimiento. Tengo pendiente una cosa fundamentalmente, la recuperación del Lago de Maracaibo y su cuenca hidrográfica y a ello dedicaré lo que me queda de vida”.
A sus 83 años Pablo Emilio Colmenares se declara confiado en el futuro. “Nosotros los venezolanos fuimos hechos para luchar y para ser héroes en lo que sea y eso lo refleja nuestra historia. Creo y confío que a parir de este año comenzará la recuperación del país y esta generación tiene un compromiso muy grande en la recuperación democrática y con ello de las grandes obras”.
Finalmente deja un mensaje a todos los estudiantes y nuevos profesionales “deben respetar la profesión y no solo buscar hacer dinero, ese es el mejor consejo, aunque de antemano habría que hacerle un reconocimiento por quedarse a estudiar en unos espacios académicos plagados de limitaciones”. FUENTE REVISTA INGENIANDO DEL COLEGIO DE INGENIERO DEL ESTADO ZULIA
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