¡ Todo lo que sale de nuestra boca es el reflejo de lo que hay en nuestro corazón!
Con las palabras podemos edificar y también destruir, por eso es importante «controlar la lengua».
Pero » la lengua» , no actúa sola, todo lo que hablamos es producto de nuestros pensamientos y sentimientos.

Lamentablemente hay personas que les place destruir a otros mediante maquinaciones, chismes o críticas a espaldas, muchas veces agregando al cuento mas ingredientes que no existen motivados por la intriga, la envidia y la maldad. Cuanta maldad puede existir en una persona cuando a espaldas, busca desprestigiar con habladurias a otro.
Sin embargo, chismosos y habladores de oficio, tienen necesidad de atención y una forma de obtenerla es armando sendos «brollos» contentivos de mentiras y maldad para atraer oyentes que se unen al circulo vicioso y seguir maquinando.

No es nada sano el ambiente de los habladores de oficio, porque no pueden ocupar su mente en otra cosa mas productiva que armar «chismes y brollos» para destruir, desunir o difamar.
Los habladores de oficio son desleales y carecen de honestidad, no se debe confiar en personas así, hablan a espaldas de su «víctima» y no sostienen lo que han dicho si se les llega a encarar.

Una decisión saludable es apartarse de las lenguas malignas y maquinadoras, no formar parte de sus reuniones y no convertirse en cómplice de su maldad. levantar falso testimonio e injuria incluso es pecado. Estas personas tienen baja vibración y es por eso que les cuesta avanzar, como consecuencia de sus actos. Los habladores de oficio son señalados y pocos confian en ellos.
Cuando alguien pretenda involucrarte en una conversación para hablar mal de otro, apartate de inmediato, si participas el próximo puedes ser tú.
Edifica con lo que sale de tu boca.
Abg. Nilmary Boscan Maldonado